viernes, 15 de octubre de 2010

Malena (año 2002)

Mientras se secaba y cepillaba el pelo trato de recordar cuanto hacia que no se lo cortaba. “Ya pasaron ocho años”.

Después de la ida de Roberto intento un cambio, corte, color y planchita, se le escapo una risa “y no cambio nada”.

Al año de la separación se mudo con su mamá, las peleas fueron el desayuno, “es tu culpa que Roberto se haya ido, el era un buen hombre”, no tuvo otra opción, con su sueldo no alcanzaba para el alquiler del departamento.

Un año después, una neumonía, 72 años grises, y un cínico PAMI se llevaron a la madre de Malena. Otra vez la soledad, los gritos ahora se escondían en esos rincones oscuros que no valía la pena iluminar. Mucha novela, postres para callar la desesperación, y 11 kilos de mas. El pelo había crecido 30 cm.

El banco se agrando fusionándose con una afjp. Compañeros nuevos, Marcelo, “un bombón”. Dieta estricta, 7 kilos menos en tres semanas. Avon a morir y tres conjuntos de ropa interior a estrenar.

Doce meses, nada de compromisos alegó el bombón, un café, tres lagrimas y una televisión que no se apagaba hasta las dos de la mañana.. Mientras la humedad invadió los cuartos y la pintura huyo de las paredes, Malena ni la vio cuando se fue.

Pasaron los meses y a Malena el cabello le crecía, mientras su sueldo se achicaba, “es eso o despedir empleados”, dijo el gerente. El lugar de la pintura lo ocupo un hongo negro, que jugaba a ser adivino mostrando cual era el color de su destino.

Una velita arriba de un alfajor, mientras se llorisqueó un feliz cumpleaños. Furia, enojo y mas soledad. No supo como romper ese nudo que la ahogaba en las tardes. Ya ni bizcochitos con el mate, y un galancito de telenovela entreverado en algún sueño tibio.

Telegrama, indemnización, muchísimo miedo. Se tomo vacaciones, se mintió una semana en Mar del Plata, un desconocido y ni un orgasmo. El salitre le arruino las puntas, una tijera y un reflejo en el espejo que la dejo helada, ella sola y toda su fragilidad.

“En la peluquería Beuty Center están comprando cabello a razón de $300.- el kilo”. La mano de Malena apago la radio. Tomo la cola de pelo que le caía detrás de los hombros se tentó de la risa. “Solo una tipa desesperada puede vender su pelo”, dejó de reírse, ella estaba desesperada.

Tomo la decisión, necesitaba el dinero, no conseguía trabajo y debía plata a familiares y amigos. Ya le habían cortado el gas.

Malena camino casi treinta cuadras hasta la peluquería. Cuando llego vio una cola de 50 mts, sintió que llegaba a el parque de diversiones “La Miseria S.A.”, algunos periodistas sacaban fotos de la gente en la cola.

“Bueno nena ahora no te vengas con las vergüenza, estas cagada de hambre”, se convenció.

_Malena, melena,¿qué irónico no?, dijo el peluquero con una sonrisa casi perversa. Malena sintió dolor de estomago. “Si supieras la gracia que me da enfermo” pensó ella.

Paso la tijera, cerro sus ojos e imagino que la tijera se llevaba con el corte los ocho años de cepillo y mierda, además de dejarle $20 pesos para volver a empezar.

Bestiario.

1 comentario:

El Dedo Acusador dijo...

Me hiciste llorar...
a hay veces que eso es bueno... como ahora.