viernes, 15 de octubre de 2010

El patio (año 2001)

De pronto sentí tanto odio que me asustó. Un aire de rencorosa desdicha invadía mis pensamientos llenando cada rincón que había dejado vacío mi conciencia. Solté un grito queriendo que mi suplica se oyera mas allá de toda lejanía, de toda frontera. Nada, el eco primero, luego el silencio, el peor de los compañeros que te presenta la soledad.
Abrí la puerta dejando entrar el aire fresco de la noche. Una brisa rozó mis brazos sin siquiera darme tiempo a soltar el picaporte, mire hacia fuera buscando, una luz, una sombra, algo, lo que sea. Nada solo yo y esa inmensa postal de la insolente oscuridad que abarcaba el horizonte y me reencontraba con la crueldad de lo real, lo irreparable.
Solo son emociones, me mentí, queriendo creerme, para animarme a dar un paso hacia el patio donde el yacía victima de mis actos. Los pies parecieron no saber de mentiras o verdades y se quedaron inmóviles, en el mismo lugar una y otra vez después de mis ordenes. Supuse que sabían lo que hacían, entonces gire dándole la espalda a lo real y me fui al sillón, musitando de memoria un poema que me habían enseñado en la primaria, creo que era una estrofa del Martín Fierro. Mis ojos seguían sus deseos continuando con la búsqueda, y no se percataban de mi pedido de no mirar mas por la ventana.
Alguna vez tenia que pasar, al fin y al cabo no había otra solución. Siempre supimos que nuestra relación tenia sus códigos y mas allá de las emociones, nos unía la necesidad del uno por el otro.
Van pasando las horas , contrariamente a lo que creía , el desprecio por mi mismo crece en vez de disminuir. Agiganto mis virtudes buscando hacer un tonto balance de bondades y maldades echas a lo largo de mi vida para demostrarme que no soy solo un acto, que soy un conjunto de buenas y malas decisiones, pero esta vez siento que la ultima es la mas fuerte, la mas demostrativa de mi verdadero ser interior, de lo que podría pasar si dejara libres mis instintos. Allá afuera esta la verdad de lo que puedo o no puedo hacer, me guste o no la respuesta. Nunca creí que podría romper tan fríamente con ciertos tabúes, por mas que la relación fue aclarada desde un principio. Pero por dios como pude hacer lo que hice, como traspasar esa frágil línea que sostenía nuestras vidas, para acabar con la de el. Siempre a mi lado, leal, amigo* Le volé la cabeza por soberbia. No tolere su agresiva pose ante mi reto, sus dientes amenazadores que supieron transmitir su fastidio por mi actitud, por mis indiscutibles rasgos de humano tan rencoroso como equivocado. Su sorpresa ante mi mano empuñando un revolver, su compasión por mi debilidad necesitada de un arma para valerse ante el, un simple animal…
Una luz me despertó de mi sueño, sobresaltado mire y descubrí que estaba en el patio, extrañamente no me sorprendí por completo, una parte mía estaba cómoda con el lugar que ocupaba. Esa oscuridad que en mi sueño no me dejo avanzar ahora me cobijaba en su guarnecedora manta de soledad. La luz que me saco de la pesadilla salía de la puerta de manera que no me dejaba observar, solo una sombra se percibía del lado de adentro del porche.
Me fastidio la baba en mi boca y supuse que había dormido con la boca abierta.
La sombra se movió hacia fuera pero aun no podía notar su rostro y a pesar de mi soledad en la casa no me intrigaba saber quien era, tal vez por el amparo que me daba mi patio nocturno. Una linterna en su mano me iluminó la cara, intente correrme pero fue en vano, sentí todo el peso de mi cuerpo desbalanceandose sin poder ser sostenido por mis piernas. La sombra se acerco más, mi respiración era jadeante, vi su otra mano empuñando el revolver del sueño, quise gritar para que mi suplica se oyera mas allá de toda lejanía, mas allá de las fronteras de la noche pero solo un aullido salió de mi hocico espumoso, la suerte estaba echada.

BESTIARIO

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