miércoles, 4 de enero de 2012

Ciruja


Abrió la puerta y se sentó en el patio. Era un patio chico, solo un macetero con unos malvones, apenas sobrevivientes a la falta de riego. Baldosas de otra década y una pared alta marcada por el descuido.
El Vasco agarro la cerveza y tomó del pico.
Se quedo un rato mirando las estrellas y pensó en los ojos de Marisa. “Seguro que Mauro saco sus ojos, era linda la negra”
Era raro, no solía sentarse a pensar, no le gustaba pensar, en realidad no le gustaba lo que pensaba cuando lo hacia. De pronto se imagino el patio lleno de guirnaldas, una piñata en el centro, Mauro corriendo contento, la torta en una mesa, los amigos brindando, Marisa con una bandeja llena de empanadas corriendo de un lado al otro.
Un ruido violento lo saco de esas imágenes. Camino por el pasillo hasta la puerta de calle.
Vio un ciruja caído, rodeado de bolsas, latas, botellas…
El Vasco abrió y se acercó.
_Che, che, levántate…
No hubo respuesta, solo una respiración lenta y una mirada perdida.
Lo levanto.
Pensó en meterlo en la casa, despabilarlo, hacer que se bañe, darle algo de comer. Bien podría ser él el que estaba caído en esa vereda. Imagino una familia perdida, un amigo traidor... La lista de motivos para que ese ciruja fuera quien era y la corta distancia entre ellos dos lo asusto.
Lo soltó dejándolo caer otra vez en la vereda.
“Andate a la puta que te pario” pensó.
Entró, le pegó otro sorbo a la cerveza y se fue la cama.
Le quedaban 5 hs para volver a la obra.
Esteban Terranova.

No hay comentarios: