jueves, 17 de noviembre de 2011

Una noche más.


__ Dale che, acomoda las herramientas y lava los baldes así nos vamos bolita de mierda…
El Vasco parado en la puerta de la obra observaba como la gente salía con el pelo mojado, recién lavado. Le daba asco el olor a desodorante y jabón berreta. Trataba que le pasaran lejos.
Salió el último obrero, cerro con candado, mando un mensaje de texto al arquitecto y se fue a su casa.
En el camino compró unas cervezas, un pedazo de mortadela cortado y un poco de queso.
Llegó, acomodo las cosas en la cocina y se tiro a ver TV. A la hora salió eyectado de la silla, agarro la campera y busco plata en el cajón de la cómoda.
En la mesa quedo el queso, la mortadela y una cerveza a medio tomar…
El bar estaba a pocas cuadras, se sentó, pidió un gancia y maní.
Agarró el teléfono y llamó a un número: __ Escúchame pelotudo, decime donde esta Marisa o te hago cagar…
Le cortaron.
En un rato el Vasco estaba parado en la puerta de la casa de Juan, Juan siempre le había tenido ganas a Marisa, y le habían comentado al Vasco, los pibes del corralón, que solía visitar a la morocha por la noche un año después de que el Vasco cayera en cana.
Se sentó en el cordón. Esperó, nunca le había molestado esperar. Juan salió a buscar un pucho, el Vasco pensó “Siempre delicado el pelotudo este, no fuma adentro para que no le quede olor a humo en la casa, pedazo de puto”
Cruzo, lo agarro del cuello, le preguntaba mientras lo sacudía donde estaba Marisa, a donde se había ido, si le había gustado cogérsela, Juan no atinaba a decir una palabra.
Dos trompadas, sangre, un aullido de miedo, la noche…
El Vasco llego a su casa a las 2.00Am se ducho, pico un pedazo de queso al pasar y se metió en la cama…

4 comentarios:

Ailu Ligus dijo...

Genial.

En serio.
Saludos.

Cappe dijo...

Hacía mucho que no me topaba con un relato que fuera así, fuerte. De esos que no podés decir "qué lindo! me re gustó!", porque hacerlo sería una bajeza, una porquería para con las palabras que uno acaba de leer.
Creo que hoy le ganaste al café de la oficina: esto es más espeso y negro que lo que reposa en la taza sobre mi escritorio.

Un abrazo

ANADEBUR dijo...

Tu relato pinta perfiles reconocibles, que lo hacen interesantes para mi curiosidad. Gracias...Saludos

Anónimo dijo...

Llegue por que vi en tu Twitter la página y la verdad es que pense que era un blog como todos los demás, pero no fue así.
Me encantó lo que escribiste